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1, 2, 3 A JUGAR OTRA VEZ

La propuesta que se trabajó con los niños promueve la identificación de situaciones conflictivas para luego, indagar en las posibles hipótesis que las causan, posteriormente recabar la información necesaria y poder ratificar o refutar dichas hipótesis, llegando así a una conclusión y posibles soluciones al conflicto. Se inicia realizando una encuesta entre los alumnos para identificar las hipótesis que permiten considerar las causas por las que los niños no logran tener un recreo divertido y de buena convivencia. Luego de la tabulación de la información y posterior análisis se promueve entre los niños el interés de plantear propuestas para mejorar lo que acontece en las horas del recreo, y ser ellos mismos los generadores de una búsqueda de soluciones ya que son los que conocen los intereses de quienes deben disfrutar las horas del recreo. Es así, como surge la idea de planificar juntos la construcción de un patio atractivo para los niños.
Jugando, el niño se educa y se forma con placer. ¿Por qué no potenciarlo? El recreo no es un tiempo solo para descansar. Es un momento educativo con muchos componentes psicomotrices, psicomotores y sobre todo relacionales que inciden en el desarrollo de la personalidad del alumno. Sin duda, el desarrollo potencial de capacidades relacionales que se viven en el patio de recreo son evidentes: relaciones entre los alumnos y los objetos y entre los propios niños.